Los bebés, niños y niñas no lloran para molestar sino para comunicarse

“Por favor hijo, ¡deja de llorar!”

Creo que coincidirás conmigo cuando digo que el llanto de los bebés y niños es un sonido bastante desagradable. ¿No es así? Es un sonido al que no podemos ser indiferentes.

En lugares públicos, como un aeropuerto o la calle, probablemente todos busquemos con la mirada a ese bebé o niño que llora desconsolado, preocupados de qué será lo que le ocurre, y de quién es el adulto a cargo, para que le ayude a retornar a la calma.

Se ha demostrado incluso con estudios científicos, que pocos sonidos de nuestro entorno generan en el cerebro humano una reacción tan fuerte como la del llanto. Es algo a lo que instintivamente tenemos que reaccionar.

Lo interesante es que la naturaleza ha diseñado sabiamente que esto sea así: la idea es que el llanto sea un sonido – o ruido – molesto. ¿Por qué?Se preguntarán ustedes… pues porque es una alarma, una señal de que algo no anda bien, un aviso de que hay una necesidad vital que requiere ser satisfecha.

Recordemos que somos el resultado de años y años de evolución, y que cuando vivíamos en la naturaleza, expuestos a múltiples peligros del ambiente, el llanto era para los bebés y niños la señal de alarma justa y precisa para que ese lobo/león se alejara, alarmando a la tribu para que vinieran en su defensa y lo salvaran del peligro.

Lo importante de este tema, desde el enfoque de la crianza respetuosa, es que los adultos queremos calmar el llanto de los bebés y niños, pero hay formas y formas de hacerlo. Porque no es lo mismo poner al bebé el ‘chupete’/’chupón’ en su boca ¡y listo!, que intentar comprender qué es lo que necesita para satisfacer correctamente esa necesidad… ¿Será que tiene hambre? ¿Tendrá sueño? ¿Le dolerá algo?La respuesta a esas preguntas que se haga un adulto sensible y conectado con su hijo o hija, guiará su actuar para atenderle de una manera adecuada, permitiéndole volver a la calma emocional.

El llanto es una de las formas de comunicación más primitivas y, en el caso de los bebés pequeños, prácticamente la única. Los bebés y niños no lloran para molestarnos (aunque el sonido si nos moleste), sino que lo hacen de forma instintiva para comunicarnos algo: hay algo que les ocurre y necesitan de nuestra ayuda para resolverlo.

Si tenemos esta idea clara en nuestra mente, y entendemos que los niños menores de 6 años necesitan ayuda de otro para regular sus emociones, entonces quizás les tengamos más paciencia a la hora de acoger su llanto. Es cierto que es molesto, y es cierto que queremos callarlo lo antes posible, pero una actitud sensible y respetuosa nos permitirá ayudarles de la mejor forma buscando entender la causa del llanto, y eligiendo la mejor manera de abordarlo y calmarlo.

Que dejar a bebés y niños llorar desconsoladamente no sea nunca una opción, ya que esto genera mucho estrés y daño en su organismo. Recordemos que también fuimos pequeños, y que nuestro mayor anhelo durante el llanto era ser acogidos con amor por ese adulto significativo que tanto amábamos.

 

Escrito por: Consuelo Hepner Austin, educadora de párvulos, especializada en apego seguro, neurociencias y pedagogía Pikler. 

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