Aprender de una manera diferente: el reto las madres en pandemia

¿Entendemos realmente lo que están sufriendo nuestros hijos durante esta pandemia?

Los adultos en la pandemia, en el encierro y la incertidumbre, tenemos nuestras herramientas para lidiar con ello. Aun así, muchos flaqueamos y nos salimos de nuestras casillas. ¿Te puedes imaginar el estrés que están viviendo nuestros hijos? Es normal creer que entendemos por lo que están pasando, pero creo que no siempre podemos entender lo que realmente están sufriendo.

¿Cómo se sienten nuestros hijos? Encerrados, abandonados, castigados, angustiados, frustrados, limitados, incapaces, aburridos, enojados, confundidos, inadecuados, atrapados, desmotivados, irritables; esto es solo un ejemplo de lo que pueden estar sintiendo nuestros chiquitines.

De un momento a otro, la vida cambió. Es tan confuso, ya no más escuela. ¿Y si no me gustan las clases online? ¿y si odio el “aprende en casa”? Lo siento, no hay de otra. Muchos niños, buenos alumnos y buenos para aprender no se han adaptado al aprendizaje a distancia. Estos niños, de un día para otro, ya no aprenden tan rápido como lo hacían antes y se sienten desilusionados con su propio desempeño. El estrés de aprender de una manera totalmente diferente se suma al estrés de todo el resto de la vida en pandemia. Aunado a esto, han puesto sobre los hombros de, en su mayoría de los casos, las madres, el gran peso que representa el desarrollo académico de nuestros hijos. Madres que se han visto en la necesidad de desempeñar múltiples papeles y roles que nos tienen bajo niveles de estrés mucho más altos que de costumbre. Ahora, no solo tienes que ocuparte de la casa y tu profesión, ahora también tienes que ser maestra y cuando terminas, hacer la tarea con los niños. Después ocúpate de que hagan ejercicio, no mas clases de deportes ni gimnasios abiertos. Y en todo esto estás haciendo el trabajo de tres personas en un día que parece tener menos horas que nunca. Ahora los niños están con mamá las 24 horas del día. Ya no compartimos la responsabilidad con la escuela. Ahora además de tener que ordenarles a nuestros hijos lo que de costumbre hacemos, levántate, vístete, desayuna, báñate, lávate los dientes, etc. También tenemos que estar diciendo, pon atención, haz buena letra, subraya aquí, no te balancees en la silla, haz la tarea más rápido, pregunta si no entiendes. Mamá se ha convertido en una máquina de dar órdenes y encima de todo, más estresada e irritable que de costumbre. ¿Qué sienten los niños? ¿Lo entienden? Los niños se empiezan a sentir más incapaces e inadecuados que nunca. Sienten que nuestro amor por ellos ha disminuido, aunque esto no sea ni remotamente cierto. Los niños pueden sentirse menos amados y más deprimidos. Al mismo tiempo, nosotras, como madres sentimos que no podemos bajar la guardia, no podemos rendirnos, no debemos bajar el nivel de exigencia pues ahora más que nunca su futuro depende de nosotras.  Nuestros hijos tienen miedo. Tienen miedo a decepcionarnos, tienen miedo a lo que va a pasar, a lo que está pasando. No saben si este encierro es para siempre. Tienen miedo de la enfermedad, de no volver a ver a sus abuelos, a sus amigos, de no regresar a la escuela. Los más pequeños se sienten castigados y abandonados. Hay algunos que llegan a creer que sus familiares y amigos ya no los aman como antes, porque ya no los visitan, ya no juegan con ellos y seguramente se preguntan, “¿Qué hice mal? ¿Por qué me dejaron de querer?” y así llegan la depresión y el sentirse inadecuados. Los niños no razonan igual que los adultos, ellos realmente creen que han sido abandonados y se culpan a ellos mismos. Ellos realmente creen que mamá solo exige y ordena y está decepcionada de ellos. Mamá, la persona más importante del mundo a la que quieren impresionar, de la que necesitan su aprobación igual que el oxígeno para respirar; ella, la persona que más aman y más necesitan, exige más que nunca y se enoja mucho más rápido. Tenemos un gran reto las madres en pandemia. ¿Qué podemos hacer? Cuando el estrés sube restar es más importante que sumar. ¿Qué quiere decir esto? La importancia que le damos a las cosas, las múltiples actividades y compromisos no ayudan mucho a esta situación. Antes de estresarnos por algo debemos preguntarnos ¿qué tan importante es? ¿Qué tan importante es que mi hijo pase su examen de Tae Kwon Do por zoom? Porque el estrés de practicar, conectarse a la hora, que si ya cambió el ID, la señal de internet es mala y todo lo que pueda pasar durante este tipo de clases suma, suma responsabilidad, suma estrés, suma irritabilidad. ¿Es de vida o muerte? ¿Es tan necesario que vale la pena estresarse por ello? ¿Acaso no podemos hacerlo en otro momento? Resta las actividades que no son indispensables, resta importancia a lo que no la tiene. Así le restas estrés a tu vida y la de tu familia.

Otra cosa sumamente importante es pensar que, si nosotros nos sentimos estresados, es posible que nuestros hijos estén todavía más estresados que nosotros. Sube a tu hijo a tu barco y explica tu irritabilidad. Los dos estamos igualmente estresados, los dos nos sentimos tristes y a los dos nos ha puesto esta pandemia una exigencia que sentimos que está por encima de nuestras posibilidades. Trata de tener actividades y conversaciones en las que no tengas que exigir nada. Trata de darte un momento de paz y procura que tus hijos tengan el suyo. Esto ayuda a hacerles ver que no solo estás ahí para dar órdenes y castigar y hacer tareas. También estás ahí para disfrutarlos, apapacharlos, amarlos. Después de pensar en ti y en tus hijos, amplía tu visión y piensa que TODOS los niños mexicanos están en la misma situación. Los nuestros no serán ni los primeros ni los últimos en tirar la toalla un rato, en necesitar un respiro o reprobar una materia. La clave es preguntarte: ¿En 20 años, me voy a lamentar realmente que mi chiquitín no se aprendió todas las capitales? ¿Es acaso irrecuperable si tarda un año más en aprenderse las raíces cuadradas?

Platiquemos con nuestros hijos, restemos estrés y tengamos más actividades placenteras con ellos. Aunque nuestras tareas y responsabilidades son diferentes, estamos en el mismo barco. Hay tres cosas que le repito constantemente a mis hijos y nos ha servido para poner las cosas en perspectiva.  Número uno: Mamá SIEMPRE perdona. Mamá SIEMPRE te AMA. Mamá SIEMPRE regresa a ti.

Ánimo a todas las mamás que están a cargo de sus hijos, su casa y su profesión. Un día podremos mirar atrás y estar orgullosas de nosotras mismas.

 

Escrito por: Npsic. Nina Gabriela Manzur Trujillo | NeuroAxis

Neuropsicología infantil

Hospital Ángeles Clínica Londres Torres Frontera, Consultorio 715

Compartir esta publicacion

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Comience a escribir y presione Enter para buscar

Carrito de compras

No hay productos en el carrito.