¿Cómo afectan a los niños las peleas domésticas?

Aunque no lo parezca los pequeños son mucho más sensibles a las situaciones como el llanto, gritos y peleas de los seres que consideran sus héroes, que consideran admirables e invencibles (sus padres).

Esto puede afectar de forma negativa a su integración con la sociedad en un futuro. Por dicho motivo es que te quiero comentar sobre el efecto de las peleas domésticas y como se pueden canalizar.

Consecuencias de las peleas domésticas

Cuando las discusiones se salen de control, los pequeños se sienten aturdidos y experimentan cansancio, dolor de cabeza, estrés e impaciencia. Luego, con el tiempo es posible notar que tienen actitudes, conductas inadecuadas, comportamientos negativos de rebeldías.

Otra cosa es que los niños pueden sacar conclusiones erróneas sobre los motivos que causan altercado entre sus padres, por lo tanto, podrían estar experimentando sentimientos de culpabilidad y de esa forma comenzar a tener cambios en su personalidad y emociones.

No hay familias perfectas, de eso no hay dudas, en todos los hogares hay discusiones, pero es el trabajo de mamá y papá explicarles a los hijos la normalidad de esto y evitar en lo posible que inicien las disputas en su presencia.

¿Cómo canalizar las peleas domésticas?

No hay porque sentirse mal por las discusiones, es normal que los padres tengan diferencias de opiniones cada tanto y por ello se termine discutiendo.

El problema es que esas discusiones se pueden ir de la mano, pero tranquila/o que te quiero traer la forma en la que debes canalizar la comunicación de pareja, para que no afecten a tus hijos.

 

Evitar las manifestaciones de agresividad: Puede ser difícil, pero la verdad es que es mejor una actitud calmada es mejor, una sonrisa sincera, evitar los manoteos y el practicar respiraciones pausadas pueden ayudar a que la temperatura y sentimientos de enojes se nivelen.

 

El lugar adecuado: Esto es algo que todas las parejas deben de tener en cuenta y es que los debates tienen que ser íntimos, evitar la confrontación lejos de la presencia de personas que no están involucradas, principalmente de los pequeños.

 

Descartar apelativos: Una de las mejores formas de canalizar una conversación es comenzando sin sarcasmos, con ironías, chistes, burlas o insultas.

 

Dejar que la otra parte se exprese: El interrumpir la idea de otra persona puede llevarlo a altos niveles de hostigamiento y frustración. En esos casos es mejor esperar, respetar el turno de hablar de cada uno.

 

Evita ejemplificar con debates pasados: Llevar a la conversación temas que ya se superaron en el pasado solo puede empeorar las cosas, puede acumular tensiones. Si ya se superaron no tienen porqué salir a la luz.

 

Mantenerse dentro del tema: No hay que salirse del tema solo para buscar otro punto que pueda dar la posibilidad de salir victoriosos en la discusión.

 

Fuente: Ser mamá Web

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