Estimulación Temprana: ¿Qué es y cuáles son sus beneficios?
La Educación o Estimulación Temprana es un conjunto de técnicas de intervención educativas que pretende impulsar el desarrollo cognitivo, social y emocional del niño durante la etapa infantil (de 0 a 6 años).
Su metodología didáctica se asienta en dos principios básicos:
- – Estimular y potenciar las capacidades y destrezas que muestra el niño
- – Compensar o prevenir cualquier déficit en su neurodesarrollo
En los primeros años de la infancia el cerebro del niño tiene una alta capacidad para crear nuevos circuitos neuronales en base a los nuevos aprendizajes y las experiencias vividas. Es lo que se conoce como plasticidad cerebral.
Este sería el principal objetivo de la intervención educativa temprana:“entrenar” y estimular el cerebro en el momento crítico en que el niño empieza a pronunciar sus primeras palabras, a desplazarse y a explorar el mundo por sí mismo. Pero, además, la Educación Temprana también se va a asegurar de que el pequeño alumno pueda extraer el mayor provecho del proceso de aprendizaje y que adquiera nuevas estrategias eficaces en la manera de interactuar con su entorno. En definitiva: que el niño aprenda a aprender.
Los programas de Estimulación Temprana o precoz inciden en las tres áreas del neurodesarrollo claves en estas edades:
- – El desarrollo psicomotor y su autonomía personal
- – El desarrollo del lenguaje y comunicación
- – Sus habilidades para relacionarse con el entorno físico y social
- Previamente, el educador necesita conocer en qué estadio evolutivo se encuentra el niño y detectar cualquier indicador de cierto retraso en la adquisición de destrezas esperadas para esa edad. La metodología aplicada siempre tendrá un carácter lúdico. Los niños aprenden jugando, a través de juegos didácticos, ejercicios de psicomotricidad, recursos musicales…
Además de los beneficios genéricos a nivel neurológico de la intervención educativa temprana, ¿cómo repercute esta en los procesos de aprendizaje y otras áreas del neurodesarrollo?
- – Mejora la capacidad de concentración, memoria ycreatividad del niño: tres pilares para un buen aprendizaje.
- – Impulsa sus competencias psicomotoras. No olvidemos que motricidad y lenguaje van de la mano durante el neurodesarrollo.
- – Facilita la adquisición del lenguaje: articulación del habla, comprensión y expresión oral, capacidad de retener más vocabulario.
- – Despierta en el niño el interés por explorar y aprender; y, todavía más importante, va a disfrutar aprendiendo.
- – Establece las bases para una rutina de trabajo que le ayudará a su inclusión en la etapa escolar. El niño será mucho más autónomo tanto en el aprendizaje como en el cuidado personal.
- – Favorece las habilidades sociales del pequeño (empatía, asertividad, convivencia…) y su buena adaptación al entorno.
- – Y, sobre todo, refuerza la autoestima.
Se puede decir que la Estimulación Temprana responde a las primeras necesidades educativas del niño y ayuda a potenciar su desarrollo integral en la etapa más crítica del aprendizaje. Además, dado su carácter preventivo y rehabilitador, estos programas de estimulación educativa de 0 a 6 años son claves para la detección precoz de problemas del neurodesarrollo o de situaciones de riesgo que podrían interferir es los sucesivos aprendizajes del alumno.
Por último, los métodos y modelos de intervención en atención temprana están diseñados bajo los fundamentos teóricos e investigaciones de ciencias como la Neurología, la Psicología del Desarrollo, la pedagogía y, por supuesto, la educación infantil.
Fuente: Revista Unir (Fundación Uniruniversidad Internacional de La Rioja)
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