Para mi hijo lo más importante: que sea feliz.

Desde hace algunos años, decidí que en lugar de querer hacerlo todo y alcanzarlo todo, me enfocaría en ser feliz, incluyendo en mi papel de mamá. La presión social y las comparaciones pueden hacer que nos enfoquemos mucho en lo que estamos o no haciendo, es si es digno de mérito o reconocimiento… pero al final, lo que realmente importará será haber tenido una vida que nos haya hecho felices.

Esto último es algo que deseo transmitir a mi hija, y por eso, hoy te comparto una breve reflexión, en la que intento explicar por qué más enseñarle a buscar el éxito, quiero enseñarle a mi hija a buscar la felicidad.

¿Qué es el éxito?

No puedo comenzar esta reflexión sin hablar primero del éxito. ¿Qué es realmente el éxito? Seguramente cada persona a la que le preguntemos qué considera una vida exitosa nos responderá algo diferente, de acuerdo a su crianza, sus creencias y las metas personales que tenga.

También depende de la etapa de nuestra vida en la que nos encontremos. El éxito puede ser para un universitario obtener su título o grado académico con honores. Para un escritor, convertir uno de sus libros en un bestseller. Para un trabajador, un reconocimiento o ascenso dentro de su empresa. Para unos padres, quizás, es que sus hijos obtengan buenas notas.

Realmente sería muy difícil precisar o determinar qué es el éxito de forma general, aunque la Real Academia Española lo define como “Resultado feliz de un negocio, actuación, etc.”, refiriéndose al éxito como algo que nos salió de la forma deseada, pero principalmente en cosas laborales o similares.

A veces asociamos éxito con felicidad, pero la realidad es que son conceptos totalmente independientes. Tener éxito no garantiza la felicidad, y en ocasiones las personas más felices no son consideradas por otras como sobresalientes o exitosas.

En resumen, aunque el concepto de tener éxito o ser exitoso puede ser diferente para cada persona, en ocasiones como padres nos enfocamos en tener hijos exitosos, algo que por una parte considero muy

normal, pues soñamos con verles triunfar y ser personas de bien.

Una crianza centrada en el éxito

Hace algunas semanas, hablábamos de la crianza intensiva, una corriente de crianza que está centrada en el niño, enfocada principalmente en el éxito académico y en prepararlos para un futuro profesional.

Cuando hablé de este tipo de crianza, que parece ir en aumento porque muchos padres creen que es el mejor modelo a seguir para educar a sus hijos, expuse mi punto de vista, explicando que personalmente no sería uno que pudiera o quisiera seguir.

Principalmente, porque encuentro que una crianza centrada en el éxito puede volverse estresante para todos, al requerir de mayor tiempo por parte de los padres y muchas presiones sobre los niños. El resultado de esto, puede ser una vida en la que ser considerado exitoso académica y/o laboralmente se vuelva lo más importante, acarreando presiones y agobios extra.

Y es que, al menos desde mi punto de vista personal, el éxito no es lo más importante, ni es lo único que debemos enseñar a nuestros hijos a buscar.

La felicidad es más importante que el éxito

¿Deseo que mi hija sea exitosa? ¡Por supuesto! Pero más que ser exitosa, quiero que sea feliz. Que tenga una vida plena, llena de satisfacciones y libre de arrepentimientos. Quiero que crezca sabiendo que tiene la libertad y capacidad de ser lo que quiera ser.

A veces, al enfocarnos en alcanzar ciertas metas o ser exitosos, vamos dejando en el camino oportunidades de vida invaluables o momentos que no volverán, por estar distraídos pensando en el resultado final. Pero la vida es una, y es muy corta. Ver el lado positivo y enfocarnos en ser felices, debe ser una de nuestras prioridades.

Desde luego que voy a orientar a mi hija para que tome decisiones que puedan ayudarle a lograr las metas personales que se proponga. Pero también quiero que sea capaz de disfrutar la vida, de detenerse a oler las flores, de valorar las pequeñas cosas que parecen sin importancia, pero que nos dejan grandes placeres.

De nada le servirá ser la primera de su clase, si no se relaciona con sus compañeros ni crea amistades con las cuales compartir los buenos y malos momentos. O ser una gran ejecutiva llena de reconocimientos, si al final del día se siente vacía o mira su vida en retrospectiva y desea haberse dado más oportunidades para relajarse y disfrutar.

Criar a nuestros hijos para tener éxito en la vida sin duda es algo básico que debemos hacer como padres, pero nunca debemos pensar que es lo más importante de todo. Porque al final, de lo único que nos arrepentimos es de aquellas cosas que no hicimos o o que dejamos de lado por enfocarnos en obtener méritos o reconocimiento.

Por todo esto, y porque la vida me ha enseñado que es mejor cuando hay un equilibrio y nos permitirmos relajarnos, más que enseñarle mi hija a buscar el éxito, quiero enseñarle a buscar su felicidad.
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