La depresión postparto no es sinónimo de que no ames a tu bebé

En el artículo anterior hablaba de esta contradicción en las emociones que vivimos al convertirnos en mamá. (Ver artículo aquí)

“No sé cómo SER MAMÁ” ¿Alguna vez te has dicho a ti misma una frase como esta? ¿Verdad que, aunque parezca fácil ser mamá, no siempre lo es? Tener esta sensación de incapacidad, no pertenece únicamente a aquellas madres trabajadoras, que tienen sus propias responsabilidades o sus proyectos personales y les queda poco tiempo para atender a sus pequeños. Tampoco es una afirmación exclusiva de otras más que, no han tenido demasiadas tareas a su cargo o no han estado familiarizadas con el cuidado de un bebé.  Sentir o pensar que no eres capaz de ser la mamá que tu hijo necesita, frustrarte porque no sabes cómo hacerlo, o no sólo eso, sino además sentirte poco motivada para atender las necesidades de tu hijo, pueden ser síntomas claros de una depresión postparto.

“… después de 4 años del nacimiento de mi primer hijo, tuve cambios en mi conducta, mis papás me sugirieron ir a ver un psicólogo. Me veían con cambios de humor repentinos, de estar bien, me enojaba muchísimo, o muy sentimental.  Yo me recuerdo llorando todas las noches, con culpa por estallar con mi hijo. Me daba mucho sueño por las tardes, pero lo más doloroso era la culpa por el daño a mi hijo, por no poder controlarme. Con mi esposo estaba igual, discutía cada día más.  Primero fui con una psicóloga y ella me mandó con el psiquiatra, quien me dio el diagnóstico de depresión. Me comentó que los 4 años estuve deprimida, que fue algo que fue creciendo poco a poco…”

Es importante mencionar que es normal sentir cierta melancolía una vez que hemos dado a luz. Además de que nuestro cuerpo necesita recuperarse, los cambios hormonales se hacen latentes, de un momento a otro nos vemos en una rutina que implica dedicar la mayor parte del tiempo al cuidado del bebé, difícilmente dormimos varias horas seguidas, y el estrés se puede volver agudo en cualquier momento. Recuerdo como una amiga mía que vivía en el extranjero me platicó que, al nacer su nena, ella estaba agotadísima pues no contaba con esa red de apoyo que nos brindan nuestras madres, hermanas, o algún familiar cercano. Un día recibió la visita de una amiga que les dijo tanto a ella como a su esposo, ¡yo me encargo de la nena, ustedes hagan lo que quiera, duérmanse todo el día, salgan a pasear, lo que más necesiten ahora! ¡Qué respiro para ellos!

Cuando estamos agotadas, es normal sentirnos irritables, tenemos ganas de llorar, no nos place tener visitas y queremos estar solas. Se hace notaria esa fragilidad emocional que nos vuelve vulnerables. Sin embargo, cuando este estado de ánimo se prolonga más de las 2 primeras semanas después del nacimiento del bebé, y se agregan otros síntomas podemos pensar que estamos ante un cuadro de depresión postparto. Tal como la breve historia que te comparto en el párrafo anterior, podemos no hacer caso de esos pequeños síntomas y dejar pasar el tiempo. Es importante saber que, la depresión no se cura pretendiendo ser fuertes o esperando a que el tiempo lo cure todo. La depresión requiere de un adecuado manejo por profesionales en la salud mental.

Hablar de depresión postparto, no es sinónimo de que no ames a tu bebé; no significa que no valoras el privilegio de ser madre, tampoco significa que porque ya pasó más de un año no debería sentirte tiste. Significa que requieres de una atención profesional.

A continuación, quiero compartirte los síntomas que se pueden presentar en un cuadro de depresión postparto. Si logras identificar varios de ellos no dudes en buscar ayuda.

Estado de ánimo deprimido o cambios de humor severos; llanto excesivo que parecen no tener ningún motivo, así por nada (pudieras decir) tienes ganas de llorar. Puede sorprenderte que tienes dificultad para vincularte con su bebé, no sabes qué pasa, pero no tienes ganas de abrazarlo, no te motiva y hasta puedes sentir que lo quieres lejos de ti, puedes buscar cualquier pretexto para que alguien lo atienda, o bien puedes estar cubriendo sus necesidades, pero no hay manifestaciones de afecto; prefieres estar aislada y no te motiva reunirte con familiares o amigos. Puedes tener alteraciones en el apetito, o no tienes hambre o estás comiendo más que de costumbre. Puedes sentirte muy fatigada o con falta de energía, puedes dormir y despertar sintiendo que no descansaste y por lo tanto no te recuperas. Estás irritable y detalles que antes no te alteraban ahora no los toleras; te puedes sentir desesperada y hasta con ansiedad, sentir que no eres capaz de ser madre, culpa o vergüenza de las emociones y pensamientos que tienes, y en una etapa más severa, pensar en hacerte daño a ti a hacerle daño a tu bebé.

En la medida en que estos síntomas se hacen más agudos o severos, estamos hablando de una depresión de mayor intensidad. Como lo mencioné antes, es normal sentir tristeza o melancolía al inicio des postparto. Una depresión moderada a severa generalmente se presenta en los 3 primeros meses después de haber dado a luz, pero se puede presentar aún después del primer año de vida del bebé.

En el siguiente artículo te compartiré las principales cusas, así como algunas sugerencias para actuar en caso de estar ante un cuadro como este. ¡Te espero!

Eustolia Martínez Rodríguez

Terapeuta Familiar Sistémica

 

 

 

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